Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) se ven cada vez más obligados a adoptar una postura en el conflicto entre Israel e Irán, un desarrollo que desafía su neutralidad previa en disputas geopolíticas. A pesar de intensos esfuerzos por mantener un equilibrio entre su rival regional Irán, su más importante aliado en seguridad, Estados Unidos, e Israel, pronto podrían enfrentarse a decisiones difíciles.

La semana pasada, la represalia iraní por un ataque en Siria que mató a militares iraníes de alto rango puso de relieve la precaria situación de los estados del Golfo. Aunque Arabia Saudita y los EAU proporcionaron asistencia en inteligencia que contribuyó a una defensa exitosa contra el ataque aéreo iraní, se negaron a permitir que EE. UU. e Israel utilizasen su espacio aéreo para interceptar los proyectiles.

Las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, que fueron reanudadas hace un año gracias a un acuerdo mediado por China, están en riesgo debido a los últimos acontecimientos. Desde el ataque a la embajada iraní en Damasco, los estados del Golfo temen que Irán podría atacar embajadas israelíes en la región.

EE.UU. ha anunciado que no participará en un contraataque israelí, lo cual pone a los estados del Golfo en una posición difícil. Si el conflicto se intensifica e involucra a EE.UU., sería difícil para Arabia Saudita y los EAU seguir siendo neutrales sin correr el riesgo de una represalia iraní.

La decisión de cómo responder a la crisis también está influenciada por los objetivos de la política interna de los estados del Golfo. Por ejemplo, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman no quiere que la guerra ponga en peligro sus ambiciosos planes para la transformación de la economía saudita.

En las últimas semanas, funcionarios de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos se han reunido también con representantes del grupo militante libanés Hezbollah para desescalar su conflicto con Israel. Esto demuestra el esfuerzo de los estados del Golfo por evitar una mayor escalada.

Los recientes ataques y la reacción defensiva a los mismos sugieren que una colaboración más estrecha con EE.UU. podría ayudar a los estados del Golfo a proteger su soberanía junto a los EE.UU. y sus vecinos. Sin embargo, la larga historia de respuestas insuficientes de EE.UU. ante las agresiones iraníes ha llevado a los estados del Golfo a tener precaución antes de exponerse a los intereses estadounidenses.

Los científicos políticos y expertos en los EAU abogan por mantenerse al margen del conflicto y concentrarse en los intereses y seguridad nacionales propios. Esta postura refleja la creciente necesidad de establecer arreglos de seguridad propios, dado que el escudo protector de EE. UU. muestra cada vez más fisuras.