Los últimos acontecimientos en Medio Oriente han escalado nuevamente las tensiones entre Israel e Irán. En una aparente respuesta limitada al masivo ataque con drones y misiles de Irán en su territorio, Israel llevó a cabo un ataque selectivo contra la región de Isfahán en el centro de Irán. Esta acción tuvo como objetivo evitar una espiral de escalada que pudiera acercar a los países al borde de una guerra.

En Isfahán, donde se encuentran tanto instalaciones nucleares como una fábrica de drones, medios iraníes y redes sociales informaron de explosiones y de la activación de sistemas de defensa aérea. Sin embargo, los medios estatales iraníes restaron importancia al incidente, informando que tres pequeños objetos voladores fueron derribados por los sistemas de defensa aérea.

A pesar de los intentos de calma de ambas partes, persisten temores de que el conflicto, que comenzó con la guerra de Israel contra Hamas en Gaza, pueda escalar a un conflicto regional mayor. El ataque israelí se produjo tras un ataque directo sin precedentes de Irán, en el que se dispararon más de 300 drones y cohetes sobre territorio israelí. Este, a su vez, fue en represalia por un ataque israelí que mató a altos oficiales iraníes en Damasco.

La mayoría de los drones y misiles lanzados por Irán fueron interceptados, y el resto causó poco daño y no provocó víctimas mortales, lo que le dio a Israel margen para una respuesta menos intensa. A pesar de la contención de Israel y la reacción moderada de Irán, persiste el riesgo de errores de cálculo que podrían llevar a más conflictos.