El ex director ejecutivo de PwC Australia, Tom Seymour, criticó la falta de mención de socios internacionales en el escándalo de filtración de impuestos que ha sacudido a la empresa. Seymour manifestó el viernes ante un comité del Senado que era "difícil de aceptar" que se nombraran a socios australianos mientras los socios internacionales permanecían protegidos.
PwC fue noticia después de que se supiera que la filial australiana utilizó información confidencial sobre las leyes fiscales planificadas para obtener nuevos negocios. Entre las empresas afectadas se encontraban Uber y Google. PwC Australia nombró a varios socios que dejaron la empresa debido al escándalo, pero PwC International se negó a publicar un informe del bufete de abogados Linklaters, lo que frustró a los políticos y reguladores australianos.
Seymour, que renunció como CEO el año pasado, explicó que podría haber sido difícil determinar si todos los destinatarios de la información sabían que esta era confidencial. La presidenta del comité del Senado, Deborah O'Neill, reiteró la solicitud de publicación del informe de Linklaters y calificó la negativa de PwC International como "increíblemente irrespetuosa y frustrante".
El escándalo ha llevado a que los gastos en asesores externos en Australia se reduzcan drásticamente y se hagan recomendaciones para mejorar la transparencia y la gobernanza en la industria. PwC Australia nombró esta semana al exdirector de Macquarie, John Green, como el primer presidente independiente del consejo.
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La audiencia más reciente del Senado reveló más detalles sobre la cultura y las prácticas de PwC Australia en los últimos años. Seymour declaró que una revisión identificó a cinco personas que participaron en prácticas «problemáticas». Admitió que PwC había desarrollado en 2015 una estructura para impuestos corporativos multinacionales «que no estaba en conformidad con la ley». PwC cerró el esquema e informó a la autoridad fiscal australiana.
Meredith Beattie, la ex General Counsel de PwC Australia, también afirmó que había problemas con la cultura dentro de la práctica fiscal que erróneamente había utilizado el secreto profesional para retener documentos frente a la autoridad tributaria. Seymour negó esta afirmación.
Kevin Burrowes, el actual CEO de PwC Australia, enfatizó que el brazo internacional sigue revisando qué lecciones se pueden aprender del escándalo. Rechazó las acusaciones de parcialidad en su papel después de que se reveló que, además de su salario en PwC Australia, recibe 1,2 millones de dólares australianos (780.000 dólares estadounidenses) de PwC International.
