Nissan reacciona con un plan de emergencia ante sus persistentes dificultades financieras. El tercer mayor fabricante de automóviles japonés anunció que reducirá su capacidad de producción global en un 20 por ciento y ahorrará costos por un total de 400 mil millones de yenes (2,6 mil millones de dólares). Como resultado del plan, se eliminarán 9.000 puestos de trabajo en todo el mundo. Además, el CEO Makoto Uchida renunciará voluntariamente a la mitad de su salario.

La crisis de Nissan refleja los retos que actualmente enfrenta la industria automotriz.

La principal causa de las dificultades es el lento crecimiento en el ámbito de los vehículos electrificados, que Nissan ha descuidado en comparación con competidores como Toyota y Honda. "No reaccionamos a tiempo al éxito de los vehículos híbridos y los híbridos enchufables", admitió Uchida.

En un paso adicional, Nissan redujo su participación en su socio Mitsubishi Motors del 34 al 24 por ciento para fortalecer el balance. Además, Nissan está aumentando su colaboración con Honda para desarrollar conjuntamente un vehículo eléctrico competitivo y recuperar el retraso tecnológico frente a los fuertes competidores chinos.

Como parte de la reestructuración, Nissan introducirá en diciembre el cargo de Chief Performance Officer, responsable de ventas y rentabilidad.