Nick Mowbray tenía solo 18 años cuando, junto con su hermano mayor Mat, abandonó la universidad para embarcarse en una aventura que su familia consideraba una locura: una empresa de juguetes en China. Sin conocimiento del idioma, sin contactos y con solo 12.000 dólares, un préstamo de sus padres, los hermanos se mudaron a Guangzhou, una próspera ciudad portuaria en el sur de China.
„Wir lebten von einem Dollar am Tag“, recuerda Nick Mowbray. El arroz y las verduras eran su alimento principal mientras producían juguetes de plástico en su primera fábrica. Dos décadas después, la empresa, que comenzó modestamente, se convirtió en Zuru Group: un gigante que compite con marcas como „Nerf“ y „Lego“.
El triunfo de los globos de agua
El avance llegó con productos que no podrían ser más simples: globos de agua y lanzadores de dardos. Zuru apostó por precios bajos y marketing inteligente. Los sets de globos de agua, que prometían hacer las fiestas veraniegas más fáciles y económicas, se convirtieron en un éxito viral. El resto es historia: hoy Zuru vende en más de 30 países, con una facturación que debería alcanzar los 1.720 millones de dólares en 2024.
Pero no fue solo suerte. Zuru sigue una estrategia que deja asombrados a los expertos de la industria: Mercados establecidos como juguetes, pañales y champú son atacados deliberadamente. Todo se produce en sus propias fábricas en China: eficiente, barato y escalable.
Crítica y Competencia
Doch nicht jeder ist begeistert von Zurus Erfolg. Branchenriesen wie Lego haben Zuru wegen Markenrechtsverletzungen verklagt. Lego gewann eine erste Runde vor Gericht, doch die Mowbray-Brüder gaben nicht auf und legten Berufung ein.
Die UBS-Analystin Arpine Kocharyan lo resume acertadamente: "Su receta del éxito es simple: juguetes más baratos con una calidad aceptable.
El próximo golpe: Vivienda automatizada
Nick Mowbray, sin embargo, ya no ve el futuro solo en juguetes. Zuru quiere revolucionar la forma en que se construyen las casas con un software innovador llamado "DreamCatcher". Los clientes pueden diseñar sus casas de ensueño con un clic, mientras fábricas automatizadas las reproducen con precisión.
Esto eclipsará todo lo que hemos hecho", dice Nick. Zuru ya está planeando la prueba inicial con las primeras casas en Los Ángeles y piensa en grande: el objetivo es ofrecer viviendas más baratas y eficientes en todo el mundo.
Del garaje a la cima mundial
Der Unternehmergeist der Mowbrays war früh erkennbar. Noch als Teenager bauten die Brüder mit ihrem Vater kleine Heißluftballons aus Coladosen und Plastikbeuteln, die sie an Nachbarn verkauften. Ihre erste „Fabrik“ war eine Scheune auf der elterlichen Milchfarm in Neuseeland, die sie mit Stallarbeit bezahlten.
Hoy en día, más de 5,000 personas trabajan para Zuru, y los hermanos son multimillonarios. Sin embargo, a pesar de su éxito, las raíces son evidentes: trabajo duro, ingenio y el valor de arriesgarlo todo.