La empresa citó resistencias regulatorias, pero ignoró la realidad del negocio. El colapso de la adquisición planificada de iRobot Corp. por parte de Amazon.com Inc. puede verse de dos maneras. En el comunicado conjunto del lunes, se mencionó "ninguna vía hacia la aprobación regulatoria en la Unión Europea".
Sin embargo, existe otra posible explicación: el arrepentimiento del comprador. Desde la aprobación del acuerdo hace 17 meses, el negocio de iRobot ha sufrido. Enfrentarse a un conflicto de varios años con organismos reguladores o minimizar las pérdidas: Amazon optó por retirarse. Desde su sede principal en Bedford, Massachusetts, iRobot siempre ha vivido por encima de sus posibilidades.
El Roomba fue tan exitoso que definió su propia categoría de producto. Lo que a los competidores les faltaba en reconocimiento de marca, lo compensaban con precios bajos y grandes volúmenes de envío. El mercado de aspiradoras robóticas ahora cuenta con "un número sin precedentes de participantes", según Parks Associates, que siguen los dispositivos inteligentes para el hogar.
Entre ellos se encuentran numerosas startups, gigantes electrónicos de Corea del Sur y China, así como marcas de aspiradoras establecidas como Bissell y Dyson. En una encuesta realizada por Parks Associates a hogares estadounidenses con conexión a internet, el 63% de los participantes que tienen un aspirador robot indicaron que poseen un Roomba.
A finales del año pasado, esta proporción era del 48%. iRobot cita la "creciente presión de precios" como causa de la disminución de las ventas. Hubo despidos en los años 2022 y 2023, se redujo el equipo directivo y se recortaron la publicidad así como la investigación y desarrollo. La empresa ha registrado alrededor de 500 millones de dólares en pérdidas desde 2021.
Cuando Amazon canceló la compra de 1,4 mil millones de dólares el lunes, iRobot anunció otra ola de despidos que afectará al 31% de su plantilla, así como la salida del CEO. Los portavoces de Amazon y iRobot no quisieron hacer comentarios más allá de sus declaraciones públicas.
En una de ellas, David Zapolsky, el principal asesor legal de Amazon, dijo que la anulación del acuerdo privará a los consumidores de "innovaciones más rápidas y precios más competitivos, de los cuales estamos convencidos que habrían hecho sus vidas más fáciles y placenteras."
El abogado principal de Amazon también sospechaba que la supervisión regulatoria de Washington y Bruselas resultaría contraproducente: "Fusiones empresariales como esta ayudan a compañías como iRobot a afirmarse mejor en el mercado global, especialmente frente a empresas y países que no están sujetos a los mismos requisitos regulatorios en sectores de tecnología de rápido movimiento como la robótica."
El retiro es una especie de nuevo enfoque para Amazon, que en el pasado se ha defendido contra acusaciones de prácticas comerciales ilegales, con la convicción de que sus acciones resistirían en un tribunal en caso de que llegara a ese punto.
Amazon se impuso ante reguladores escépticos en sus recientes adquisiciones de MGM y One Medical. En el caso de iRobot, Amazon ni siquiera ofreció un compromiso a los reguladores europeos, o lo que se conoce en negociaciones regulatorias como una solución de fusión.
El impacto financiero de la retirada para Amazon será mínimo: Una tarifa de cancelación de 94 millones de dólares que iRobot usará para liquidar deudas y compensar a sus asesores financieros. Para Amazon, que cuenta con 64 mil millones de dólares en efectivo, es como una tarifa de reabastecimiento.