DeepSeek ha cambiado fundamentalmente la carrera mundial por la Inteligencia Artificial. La empresa china de IA no solo ha sacudido el mercado local con la publicación de código abierto de su modelo Reasoning R1, sino que también ha desencadenado una ola de innovación global. A diferencia de los modelos propietarios de los gigantes tecnológicos occidentales, la IA de DeepSeek es accesible para todos, desde investigadores en São Paulo hasta startups en Estocolmo y médicos en Nairobi.
El modelo apuesta por el entrenamiento de redes neuronales dispersas, un método que reduce significativamente el rendimiento computacional y el consumo de energía. Esta eficiencia hace que la tecnología de IA sea accesible para un público más amplio, en lugar de estar restringida a unos pocos con gran capital. Mientras que empresas occidentales como OpenAI mantienen sus modelos en secreto y se centran en la máxima escala, DeepSeek sigue un enfoque abierto que permite la adaptación a necesidades locales.
En China, la decisión ha desencadenado una reacción en cadena: empresas como Alibaba ya han seguido el ejemplo y han publicado sus propios modelos de IA como código abierto. Esto aumenta la competencia y despierta el interés de los inversores en fases iniciales. El gobierno chino se ve confirmado en su decisión de impulsar su estrategia de IA con aún mayor confianza.
Sin embargo, la incertidumbre geopolítica persiste. Estados Unidos ya ha restringido la exportación de GPUs de alto rendimiento como la H100 de Nvidia a China. Las inversiones extranjeras también están limitadas por riesgos regulatorios. Si el éxito de DeepSeek lleva a Washington a tomar medidas aún más duras, podría obstaculizar aún más el intercambio global de conocimientos. Aunque se pueden sortear los cuellos de botella de hardware, las sanciones educativas y de investigación serían una seria amenaza para el progreso tecnológico.
No obstante: DeepSeek ha demostrado que la IA no solo pertenece a las empresas tecnológicas. Su enfoque de código abierto recuerda a la imprenta de Johannes Gutenberg, que en el siglo XV democratizó el acceso al conocimiento. Quién posee la IA ya no es decisivo, sino lo que el mundo hace con ella.