El fabricante de tecnología médica suabo Erbe Elektromedizin GmbH continúa expandiéndose y ha inaugurado su nuevo centro de producción y desarrollo en Rangendingen. Con una inversión de 90 millones de euros, la construcción representa el proyecto individual más grande en los 173 años de historia de la empresa, que produce y distribuye dispositivos e instrumentos quirúrgicos a nivel mundial. Estos se utilizan, entre otros, para operaciones invasivas como tratamientos de cáncer de pulmón.

La nueva instalación refleja el compromiso de la empresa con el fortalecimiento de su presencia en Alemania y con la inversión en el futuro. "El corazón de la empresa permanecerá aquí en Alemania, pero tendremos que ser mucho más flexibles en el futuro", explicó el director general Christian O. Erbe durante la ceremonia de inauguración. La apertura del centro de competencia contó con la presencia de distinguidos invitados como el Ministro Federal de Finanzas Christian Lindner y la Ministra de Economía de Baden-Württemberg Nicole Hoffmeister-Kraut, quienes elogiaron encomiablemente el compromiso de Erbe.

La empresa, que existe desde 1851 y que hoy en día está dirigida por la quinta generación de la familia Erbe, se distingue por su especialización en tecnología médica de alta tecnología. El año pasado, Erbe registró un aumento de ventas del 15 por ciento alcanzando los 430 millones de euros y planea superar el umbral de ventas de mil millones de euros para 2030.

La nueva instalación en Rangendingen no es solo un símbolo de la capacidad innovadora y el potencial económico de las medianas empresas alemanas, sino también un proyecto modelo en términos de sostenibilidad. Cumple con el estándar de eficiencia energética KfW 40 Plus, utiliza materiales de construcción ecológicos y obtiene un tercio de su energía de módulos solares instalados en el techo. Una planta de cogeneración de biogás satisface la demanda restante.

A pesar de los desafíos actuales como la desindustrialización en Alemania y los riesgos geopolíticos globales, Erbe se muestra optimista y ya planifica la próxima ampliación de la instalación para satisfacer la alta demanda. Las instalaciones de producción deben ser modulares y flexibles para poder ser utilizadas rápidamente en diferentes lugares del mundo. Esto refleja un ajuste estratégico a la cada vez más volátil situación económica global.